El 24 de julio de 1824 que el Soconusco se incorpora a Centroamérica y durante los siguientes 18 años de "estado neutral", las únicas poblaciones registradas eran Tapachula y trece pueblos, y los terrenos donde sería la ranchera de El Zapote y después Unión Juárez, eran parte de Cacagutlán.

 

    Aunque el tratado de límites entre México y Guatemala fue firmado en septiembre de 1882, su reconocimiento oficial fue dado por el presidente de Guatemala, Manuel Estrada Cabrera, hasta el 1 de abril de 1895 y mientras, no hubo ningún movimiento de gobierno por el reconocimiento de municipios por tropas mexicanas. En 1902 y siendo presidente Porfirio Díaz, se definen los mojones y las líneas divisorias, y es cuando la finca "El Malacate" ubicada en terrenos de Tuxtla Chico y del ex presidente de Guatemala, J. Rufino Barrios queda en territorio mexicano y la finca "El Cafetal Juárez" de Matías Romero, que iba desde el volcán del Tacaná hasta el volcán de Tajumulco, resulta una parte de Guatemala y otra de México.

 

     Es posible que los terrenos donde se ubica Unión Juárez se traten de las propiedades de Matías Romero, donde por 1872 era la finca “El Cafetal Juárez” y después “Paso del Norte”, las cuales, tal vez Romero puso esos nombres como constancia de gratitud a Benito Juárez, fallecido el 18 de julio de 1872, por ser el oaxaqueño que lo ayudó a iniciarse en el servicio público para llegar a ser embajador de México en los Estados Unidos y por primera vez, ministro de Hacienda.

 

      Pasados los años, esas tierras se dividen y crean otras fincas como el Vergel de Malá - Monte Perla - que en 1879 fue el Fermín Romero, así como también Santo, donde había una ranchería que da origen a La Unión de Juárez.

 

     Junto a El Zapote estaba la finca Paso del Norte de Teófilo Acebo, quien por fallecer su esposa, Teresa Marroquín de Acebo y no tener herederos, deja sus bienes a la Beneficencia Pública de Tapachula. Años después, el casco de Paso del Norte con unas 18 hectáreas son vendidas al español Antonio Valera Muñoz, quien se convierte en el gran promotor del bienestar de la región.

 

       Por 1926 y ante las restricciones de las leyes mexicanas, donde las propiedades cercanas a los límites fronterizos no podían estar en manos extranjeras, paso del norte es expropiada a favor del gobierno, pero Valera logra mantenerla en arrendamiento. Después de años, Antonio Valera Muñoz compra de nuevo la propiedad, pero ante la restricción legal, la adquiere a nombre del tapachulteco, Carlos Zebadúa.

 

       Pasados los años y por 1959, fallecido Valera, Zebadúa se acerca a su viuda, la española doña Teresa Saá Lamela y, de acuerdo a sus instrucciones y cumpliendo su compromiso moral, ante el notario público, Lic. Francisco Coello Cantoral, Carlos Zebaúa García sede los derechos de la propiedad de las 18 hectáreas de Paso del Norte, a los ocho hijos de la sucesión de Antonio Valera Muñoz, y así, en esos terrenos crece el pueblo de La Unión de Juárez.