top of page
  • Twitter Classic
  • Google Classic

En 1942, la Segunda Guerra Mundial hace que japoneses, alemanes e italianos se concentren en la Ciudad de México, Guadalajara y Perote. (Parte II)

 

Compartelo y síguenos en nuestras redes sociales: 

Por: Abelardo de la Torre González

Cultura 

 Premium

En 1940, en México vivirían 2,852 alemanes, desde republicanos y pacifistas, hasta nacional socialistas y partidarios de Hitler; pero con el antecedente que el gobierno alemán buscó mantener el nacionalismo entre sus residentes, animando a enviar a sus hijos a escuelas alemanas sólo para “arios puros” y sugerían afiliarse con organizaciones como el Club Alemán de Mexicanistas, la Sociedad Humboldt y la Sociedad Alemana de mexicanismos, donde partidarios nazis habían fundado desde 1939 la “comunidad popular alemana” en el Centro Alemán de Uruguay No. 80, de la Ciudad de México y además, ante el peligro de que por su cercanía con los Estados Unidos, los países del Eje mantuvieran espías en el gobierno y se abalanzaran sobre México, el gobierno mexicano ordena el toque de queda, el estado de excepción y la suspensión de garantías individuales.

El 12 de junio de 1942, se publica la “ley sobre las propiedades y negocios del enemigo”. Se nombra una Junta de Administración y Vigilancia de la Propiedad Extranjera para confiscar negocios y bienes, y se eviten posibles atentados contra el gobierno. Así, se instruye que alemanes, italianos y japoneses radicados en México fueran enviados a la llamada “estación migratoria”, que se entendió como un “campo de concentración mexicano”.

Los japoneses fueron llevados a Guadalajara y a la Ciudad de México, por los alemanes e italianos, y uno que otro extranjero confundido, fueron enviados al “fuerte de San Carlos”, cerca de Perote, Veracruz, donde se recluyen hasta 470 personas.

 

De 75 plantaciones de café que en 1942 había en el Soconusco, se confiscaron 67, donde unas 54 eran de alemanes, siendo todos los extranjeros sustituidos por mexicanos. De los japoneses poco se sabe, pero en Tapachula se confiscaron tierras con hortalizas por el Boulevard Príncipe Akishino, propiedad del japonés Hilario Imatzu y Clara Mendoza de Imatzu que nunca pudieron recuperar, así como bienes que perdió Felipe Yamazaki, al tratar de evitar su expropiación.

 

Al concluir la guerra, el 2 de septiembre de 1945, casi todos fueron liberados. Muchos decidieron permanecer en México y algunos líderes del Partido Nacionalista- Partido Nazi- que, tal vez eran peligrosos, fueron enviados a los Estados Unidos.

A pesar de que la espera en la “estación migratoria” no fue tan severa, porque el gobierno permitió que organizaran su vida según sus gustos, donde se hacían recitales, espectáculos teatrales, juegos de fútbol, a los extranjeros se les confiscaron negocios y bienes construidos a lo largo de años de trabajo. Cuando en 1946 el presidente Miguel Alemán les devuelve sus propiedades deterioradas, no sólo las tienen que volver a comprar, sino que tienen que reconstruir sus bienes y su vida con esfuerzo, e incluso, algunos miembros de la comunidad que fueron acusados falsamente de espías y apresados injustamente, fueron expuestos a la vergüenza, al dolo y mala fe de la sociedad. Otros, como el japonés Masao Imuro de 20 años de edad, se mantuvieron en las Islas Marías más de seis años, como sí se tratasen de criminales de guerra. Imuro después se casa en 1950 y vive en la Ciudad de México. 

© 2023 by Nail Salon. Proudly created with Wix.com

  • Twitter Classic
  • Google Classic
bottom of page