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C A T A R S I S

Por: Guillermo Cruz Antonio. 

GERONTOFOBIA "

             

“Todo el mundo enfrenta dos circunstancias inevitables, la vejez y los impuestos”.

 

 

Las frases populares que circulan en nuestro país “como me ves, te verás”  y “hay que ser valiente para ser viejo”. Todo esto es una fiel radiografía, a la cruda realidad del doble fenómeno del temor a la vejez y del desprecio por los viejos. Ambos temas caben en el término gerontófico. Esta doble definición incluye tanto la angustia que experimenta  todo ser humano  que se acerca indefectiblemente a esa etapa de la vida, decir “viejo”. 

 

Es sentirse marginado, como la actitud de nuestra confusa sociedad hacia la contundencia demográfica de su propio envejecimiento. La primera lectura que se observa con este tema es la parte oculta del físico y psíquico y la creencia de que el tiempo se acorta, y del final, es decir, la muerte está detrás de una longevidad que jamás llegará a ser bíblica, y la segunda a la extraña transformación del éxito indudable de nuestra especie en una revoltura socio-económico-ambiental donde los “platos rotos” lo pagan los viejos. 

El resultado de este enfoque es además de los factores relacionados con el proceso biológico del envejecimiento por el que pasamos todas las personas vivas, existen otras condiciones que contribuyen a la gerontofobia, que se puede atribuir a la forma en que la sociedad se desafana y se despreocupa de sus ancianos. 

 

El deterioro progresivo del cuerpo y sus sistemas, se inicia en realidad en el adulto joven aunque solo se hace razonable algunas décadas después. ¿Qué actitud tiene un adulto joven? Se despreocupa de checar su cuerpo, prefiere que su carro o televisión funcionen bien. No hay una convivencia clara de atender sus órganos vitales. Hay la creencia latina de que para prestarle toda la atención a tu físico es en la época de la vejez, esta etapa es también conocida como de la “jubilación o retiro” sin embargo este proceso sucede a diferente ritmo dependiendo de características individuales. De ahí que se adopten los siguientes términos:

  • Viejos jóvenes (65-74 años)

  • Viejos viejos (75-84 años)

  • Ancianos ( 85 o más) 

     ¿Qué enfermedades son ocurrentes en estas etapas en estas etapas      de  la vida? 

  • Múltiples padecimientos, las fallas de algún sistema habitualmente conducen a fallas en otros, en efecto cascada. 

  • Muchas causas del mismo síntoma. Aparecen síntomas que son comunes en diversas enfermedades de la vejez, sobre todo confusión, caídas, incontinencia e inmovilidad. 

  • La presencia de problemas sociales puede ocultar algún padecimiento o complicar su manejo. 

  • El empleo de múltiples medicamentos dificulta el tratamiento. Algunos medicamentos pueden curar, aunque también causar trastornos de salud. 

  • Las fallas de orden intelectual y los problemas de comunicación entorpecen la forma de diagnosticar. 

  • A la baja de la salud física y mental hay que agregar el ambiente social en que se vive, el entorno, por ejemplo: 

  • Incertidumbre en el status social debido al retiro o a las incapacidades. 

  • Disminución de los ingresos y pobreza y extrema. 

  • Estándares de vida más bajos. 

  • Perdida del cónyuge, soledad. 

  • Infelicidad, tristeza, depresión. 

  • Riesgo de accidentes 

  • Vulnerabilidad a robos, asaltos, ataques. 

  • Dependencia.

  • Pérdida de dignidad. 

A todo esto hay que agregarle los prejuicios ya conocidos, porque para la sociedad ser viejo  implica ser un estorbo automáticamente implica ser: 

  • De poco valor.

  • Una carga para la familia y la sociedad.

  • Incapacidad de cuidarse a sí mismo. 

  • Lento para aceptar los cambios.

  • Sordo, necio y berrinchudo.

  • Infantil y tierno. 

Hay un refrán popular que reza: “El que es buen niño, es buen joven y en consecuencia buen viejo”. Esto tiene relación desde el principio de tu vida. 

 

Un marco histórico de referencia: 

 

Francia: la Organización Mundial de la Salud, le otorgó un reconocimiento por ser el país número uno por tener un plan médico y asistencia social para sus ancianos. Además países como España abrigan a sus ancianos en el hogar, los respetan y los integran en un entorno familiar, en México quizás nos encontramos del modelo tradicional Español, nuestros viejos siguen transitando entre la miseria, la indefensión y el abandono. 

 

Respetamos y escuchemos a nuestros viejos, ellos poseen una gran sabiduría, alentémoslos a que narren sus historias, los recuperemos, recordemos que algún día nosotros llegaremos a ese estatus. Que al acercarse al final de la jornada de la vida se deje el mundo con dignidad y a plenitud.  

 

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